domingo, 19 de julio de 2020

LA PANDEMIA HA SACADO LO PEOR DE NOSOTROS





La vida es un don preciado y es un don para cuidar. La vida se compone de emociones, acciones, sucesos, arrepentimientos y lamentablemente parte de esta es también morir. Los sucesos de este 2020 nos ponen en jaque. Pese a que muchas veces vemos a personas, que no toman en cuenta las medidas de seguridad y no se preocupan por el prójimo.  Ha muchos de nosotros no ha dejado miedo, inseguridad, preocupaciones y ansiedad. Pero en los últimos días he reflexionado acerca de qué lecciones me está dejando todo esto, ya que no hay bien que por mal no venga y esta pandemia es una prueba más para la vida.



Lamentablemente muchos hermanos y hermanas se han quedado sin un empleo. Las empresas han recortado personal y hay algunos lugares en donde les han reducido el sueldo. Hay quienes inclusive laboran largas jornadas exponiéndose a enfermarse. Nos quejamos de que no están abiertos los bares, nos quejamos de que estamos aburridos en casa, nos quejamos que no soportamos a las personas con quienes vivimos, no respetamos las reglas y medidas de seguridad y podría enumerar muchas cosas.

La Pandemia ha sacado a flote lo peor de cada uno. Y aunque tengamos encima el tiempo, preferimos culpar a terceros porque la gente que amamos se ha ido. 
Hemos perdido a nuestros seres queridos y lamentablemente no siempre los podemos despedir como merecen. La pandemia ha desenmascarado a aquellos que prefieren celebrar y divertirse, a guardar y velar por la seguridad de su familia. Hemos sido testigos del estrés, la vulnerabilidad y la inestabilidad que tenemos como seres humanos.


Hay quienes sueñan y oran con que esto ya termine. La vida no es comprada, el mayor acto de amor a Dios y a tu familia es cuidarte. Porque esto existe, si eres del grupo de riesgo, cuídate, medita sobre lo que podrás hacer después que acabe todo esto. Piensa en tus padres, hijos, hermanos y amigos. El mundo merece habitantes buenos, honestos y prudentes. Si eres creyente ora y pide por los demás, mantén en tu corazón y pensamiento a quien amas. Es momento de reflexionar. Reconozco la labor de quienes se han quedado sin empleo, de buscar la manera de salir adelante por medio del trabajo honrado. Esa clase de respuestas son las que el mundo necesita para ser mejor. Reconozco la labor de aquellas personas que trabajan arduamente para el sustento y de aquellas personas que han dedicado su estancia en casa cuidándose.  


La pandemia ha sacado lo peor del ser humano, al agredir a los trabajadores de la Salud. Ellos no tienen la culpa de lo está pasando y aun así son blanco de violencia y odio. ¿Eso es lo que gusta a Dios? México es un país con un gran número de creyentes y pese a que profesan un amor por la Madre María, Jesús y la Trinidad, se olvidan de Dios y el odio se apodera de ellos. Los hospitales han colapsado, y nos quejamos de que cada día hay más fallecidos.

México el país en donde vivo, es tercermundista. En teoría llevamos 200 años o más de atraso en materia de salud. En redes circularon vídeos, los hermanos de Guatemala la han pasado mal. Encima del luto, tienen que esperar días a que sus difuntos sean llevados a una funeraria o tener una sepultura digna. La gente se está muriendo, pero nosotros no hacemos nada. Mi país tiene el primer lugar de obesidad, habitantes con hipertensión y como en todo el mundo, son vulnerables ante esta pandemia.


Amigo y Amiga, la vida no se acaba por no beber una lata de cerveza, pero si podría acabarse cuando prefieres arriesgarte en buscarla. Si eres creyente, ora por los trabajadores de salud, ora por los enfermos y ora por tu familia. Ayuda a quien no puede hacer sus compras o sabes que pasa por una situación precaria. Mantente dentro de las normas de seguridad. Si tu prójimo no cree, no te enfades, ni lo taches de “ignorante”, porque al final su karma le hará juicio. Dicen que hay que ver para creer, pero es más importante sentir. Y así como sentimos la fuerza de los pensamientos, sentimos el dolor, sentimos esperanza y sobre todo nos sentimos vivos.

La pandemia sacó de nosotros el racismo, la ira, el odio, la apatía, la intolerancia, el resentimiento, en fin, todas esas emociones negativas que nos están consumiendo poco a poco.
Cuídate y ten fe. Es momento de unirnos como hermanos y cuidar de la comunidad.





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